Por la obra se conoce al artesano. Sin dueño unos panales se encontraban, Y con derecho vano Zánganos sin pudor los reclamaban. A tales pretensiones se opusieron Las Abejas, y al punto A una Avispa de letras acudieron Pidiéndole fallar en el asunto. Esto no era tan fácil, pues decían Los testigos jurados que se oyeron, Que en torno de esas fábricas habían Visto girar alados animales Osuros de color, largos, zumbones; Las señas eran tales Que a Zánganos y Abejas convenían. No hallando qué decir a estas razones Hacer mandó la Avispa con esmero Nuevas informaciones, Y la declaración de un hormiguero Escuchó en el asunto, Pero no pudo decidir el punto. ¿A qué bueno todo eso? Dijo entonces Abeja muy prudente, Hace más de seis meses que el proceso, Señora, está pendiente, Y no avanzamos más que el primer día. La miel se agría entre tanto, y a fe mía Ya es tiempo de que el juez dé su sentencia, Sin otra moratoria. ¿A qué fárrago t
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